Solo nos queda el pasado desenhebrado
que se convierte en hueso;
que es sin duda,
el rostro de otro tiempo.

La lana y el pelaje en tránsito,
se desollan con el viento,
hasta el agotamiento y desaparecer.
Luego el hueso.
Luego la memoria.
Luego el olvido.

Son baguales animales indómitos
que me recorren y me estancan en la pampa.

A la distancia los reconocí
de cuando fuimos bestias.
Cuando sin pertenencia,
cuando sin apropiación.

Pactamos venir a vivir cada día
hasta completar la muerte.
Seremos tan hombres
como bestias.
Tan hábitat como bagual.

Sin todo esto,
la vida que espera a la muerte
se vuelve desoladora.

Parado aquí, 

me pregunto de dónde vinieron;

qué muerte los trajo
a esta vida pasajera.